Conociendo el Parque Cerro Viejo

El domingo 16 de octubre salimos a conocer el Parque Cerro Viejo, ubicado a dos horas de Santiago al interior de la Cordillera de la Costa, entre Curacaví y Casablanca. Pese a que nos tocó un día de lluvia, pudimos disfrutar de la naturaleza en los hermosos senderos de este lugar.

Como siempre, al finalizar la jornada hicimos entre todos el listado de aves, para compartirlo en eBird:

http://ebird.org/ebird/chile/view/checklist/S32083287

Camilo Rojas, quien salió con la ROC por primera vez, nos cuenta su experiencia a través de este relato:

Nunca antes había salido con los chicos de la ROC, pero conozco el conocimiento que nos puede brindar Nelson y Laura. Sin pensarlo dos veces me apunté para no quedar rezagado. Ya es de noche y mañana es la salida y estoy ansioso; hay un clima lluvioso y temo por una posible postergación.

Espero que la gente no se asuste y el camino nos sorprenda. Llegó el día y veo que esta bueno. Solo un poco de lluvia y algunos ya desistieron. Pero los demás, entusiasmados como yo, creemos que incluso puede ser mejor.

El camino es lindo y un arcoíris nos presagia un buen augurio. Pasado el túnel el clima es de una fuerte lluvia. Curiosamente, muchas aves se ven en el camino. Me sorprenden las garzas y me río con las diucas mojadas.

Ya en el lugar el cerro es hermoso y las aves se pelean por hacerse escuchar. Un mini-museo y Sebastián nos da la bienvenida. Todos se ven contentos y la lluvia es suave. Ni hace frío. Mucha alegría y entusiasmo. Solo veo sonrisas y ansioso comenzamos el caminar.

Rocío en la hierba, chaguales, litre, colliguay y quillalles son lo predominante, pero solo es el inicio. La flor del gallo sobresale, se muestra erguida y solitaria. ¡Guaaau! Un colliguay del tamaño de un gran árbol, es el más grande que he visto en toda mi vida. Puedo ver el picaflor gigante en un chagual.

Mas allá vemos zorzales, tencas y loicas como haciéndonos espectáculo, pero faltan muchas por ver. El sendero es hermoso y pasamos de pasto corto al lugar con una quebrada. Miramos hacia abajo.

Las grietas en las rocas tienen arañas pollito y los cururos tienen sus cuevas en todo el camino. ¡Jaja! nos asustamos con las perdices. Las codornices chancaca parecen decir. Turcas y diucones. Cuando llegamos a la lingada es impresionante el sonido y el olor. Las gotas de agua son gruesas y está oscuro por lo frondoso…

Es maravilloso. El lingue está emparentado con el palto y hay pequeñas paltas en el suelo. Muchas semillas que me dicen cómeme. ¡Puaj! ¡ Guacala! Grrr. Son amargas, no las coman. Jajaja, me quedó la lengua con mal gusto. pero es buen momento para un rico pan con miel, galletas y jugos.

Todos compartimos y me dan té caliente. Que rico todos compartimos. Es bueno este descanso. El agua ha sido intermitente. Salimos de la lingada y hay un notable cambio. Se larga a llover pero para entonces todos ya estamos en otra. El bosque nos deja y nos abrimos pasos por abundantes arbustos.

Vemos el camino de un gran lagarto que desgasta su angosto sendero que delata su caminar. El olor es intenso de la hierba mojada. La lluvia es cálida. Y miramos desde lo alto el estero puangue. Lindo.

Por primera vez podemos ver lo alto que hemos subido. Guau! Una ranita cuatro ojos. Que linda! Gracias a la lluvia se dejó ver. Bendita agua que será seguro la última vez que veremos este año lluvia en un trekking. En el estero aparece una tagüita y picurio. Toda la bajada se veían las golondrinas.

Ya abajo, nos preguntaron si queríamos hacer otro sendero. Se llama las Pataguas. Y es curioso pero ya estábamos mojados y partimos igual como aventureros que entienden que hay que aprovechar este regalo. Gracias a la lluvia hemos visto cosas que de otro modo no. Unos álamos que son especie introducida nos indican el ingreso a este frondoso bosque.

Muchos de estos ya cayeron por no poder soportar su ajeno lugar. Nos da la bienvenida una patagua con una pata al agua como su nombre lo indica. Una extraña rama a un metro del suelo en vez de alzarse al cielo cae en un costado del tronco para reproducirse en el mojado terreno.

El lugar es un bosque relicto, que ha quedado desde épocas más húmedas en la región hace cientos de años. Es curioso sentir ese brusco cambio de un bosque de vegetación de hojas duras y espinosas a uno de hojas grandes y suaves propios de lugares como Valdivia. Si no supiera que estoy a pasos de Santiago, diría que miro un bosque húmedo del sur de Chile.

Nuestro guías nos indican que es por las condiciones excepcionales de húmedad y temperatura. Hay un arroyo que es una vertiente y el agua es dulce y se puede hasta beber. Vemos el nido de una lechuza y escuchamos al pitío.

Salimos de ese pequeño oasis y nuevamente aparece el quisco y sus flores. ¡¡¡Ooooh!!! ¿Vieron el cernícalo? Rápido como él solo. Se pasó volando él y también el día. Quiero venir de desa. El estero tiene pozones de agua y hay variedad de patos. Se puede hacer canotaje. Hay zona de camping y una gran cantidad de flora y fauna. Bueno para ver especies. Aquí conocí el sauce chileno. Parece que todos están contentos. Se ve en sus rostros y yo… Jaja, creo que si no estoy atento me perderé la próxima salida.