La experiencia de acampar en el Parque Andino Juncal

Siguiendo la costumbre de los últimos años, fuimos a acampar al hermoso Parque Andino Juncal, en la cordillera de la Región de Valparaíso. Entre el 19 y 20 de noviembre pudimos observar diversas aves de altura, además del resto de la flora y fauna del lugar, así como del hermoso paisaje de nuestras montañas.

Como siempre, subimos los listados de aves que observamos en eBird:

http://ebird.org/chile/view/checklist/S32654194

http://ebird.org/chile/view/checklist/S32654252

José Manuel Sánchez, quien por primera vez salía con la ROC, nos cuenta su experiencia:

“Hacía meses que deseaba visitar nuevamente el Parque andino “El Juncal”, por lo que al enterarme de la salida de la ROC parecía que los astros se alineaban. Por mi parte, si bien conocía de las actividades de la Red, nunca me había animado a participar de ellas; resultaba entonces una excelente oportunidad para orientar el gusto por la observación de aves de una manera más oficial.

Visitar nuestra cordillera siempre es una experiencia sobrecogedora. La montaña nos recibió con los brazos abiertos, permitiéndonos desde un inicio admirar a sus habitantes con facilidad; rápidamente se empezaron a avistar tortolitas cordilleranas, yales, mineros cordilleranos, cometocinos, picaflores cordilleranos y unos muy confiados chincoles y meros gauchos. El avistamiento de un cóndor volando en la lejanía anticipaba las sorpresas del día siguiente. Durante todo el trayecto, quienes sabían más orientaban y enseñaban a los demás con una amabilidad que hoy en día se echa en menos. Ellos eran una muestra de una buena onda que, en verdad, era general a todos los miembros del grupo.

La primera tarde, recorridos cortos y alguna caminata ligera por las laderas, más el pillán de la montaña nos señaló prontamente el final del trayecto con un poco de lluvia y granizo; luego, un fuego, mate, un poco de vino hasta que la tormenta dejó de ser solo amenaza. A la mañana siguiente, un tiempo más amable nos permitió adentrarnos en el valle observando dormilonas, picaflores cordilleranos, más jilgueros, golondrinas de dorso negro, pericos cordilleranos y otros tantos. Sin embargo, el espectáculo mayor lo dieron los 9 cóndores que simultáneamente nos acompañaron durante casi una hora de caminata, sobrevolándonos de cerca, vigilantes de nuestras intenciones mientras nos movíamos en sus dominios”.