En busca de la fardela chica en la Región de Los Lagos

En nuestra ornitología chilena hay muchas interrogantes por resolver. Muchas de ellas refieren a aves marinas, siendo que para algunas especies tenemos un conocimiento muy pobre de aspectos básicos, como sus sitios de reproducción. Así es el caso de la fardela chica (Puffinus elegans), un ave pelágica con escasos registros en nuestro país, los cuáles remontan del año 1973, en dónde el explorador naturalista  Joseph R. Jehl capturó unos individuos con órganos reproductores desarrollados. A partir de eso, nace la teoría de nidificación en nuestras aguas del Océano Pacífico. 

A lo largo de los años han habido varios registros, específicamente en la Región de Los Lagos, pero siempre en época de verano. El 29 de mayo de 2022 en una navegación pelágica por las aguas de Estaquilla, Eduardo Quintanilla y Bernardita Muñoz observaron 11 individuos, los cuáles 9 de ellos presentaban un comportamiento activo de alimentación muy cercana a unos islotes. 

Es aquí donde se fortalece la teoría de nidificación; los primeros registros para Chile en invierno y con actividad muy interesante después de los registros del explorador Jehl. A partir de los acontecimientos de Estaquilla se monitoreó un islote cercano al avistamiento, en dónde se observó un flujo muy interesante proveniente de sur a norte, con ello también una cifra histórica para nuestro país de 121 individuos ¡Era una locura!. De acuerdo a estudios sabemos que las fardelas chicas no se alejan mucho de la colonia en época de cría; Estaquilla pasaba a ser un lugar de alimentación importante y a la vez un primer eslabón para centrar nuestros esfuerzos. 

Con estos registros la comunidad ornitológica local y también del país se alarmó, de allí nace la idea de nuestra “Expedición fardela chica” con el fin de prospectar  varios  puntos de la costa con  diferentes grupos simultáneamente. 

El 16 de Junio se envió un correo a los socios y socias de la región de los Lagos, que decía lo siguiente: “Sucede que nuestra región posee un misterioso cúmulo de aves marinas, como la golondrina de mar Pincoya (Oceanites pincoyae) y el yunco de Magallanes (Pelecanoides magellani) que se ven abundantemente en la zona, pero aún en 2022 no sabemos dónde se reproducen. La ROC ha asumido el desafío de descubrir las colonias para poder proteger estos sitios, como fue el caso de la golondrina de mar de collar en el norte o las golondrinas en la cordillera de la zona central.

¿Por qué les cuento esto? Porque existe otra especie, la fardela chica (Puffinus elegans), sumamente difícil de ver, pero que coincidentemente concentra la mayor parte de sus avistamientos en la zona que cubre entre la desembocadura del rio Llico y la isla Metalqui, en Chiloe. Desde fines de mayo de este año, se han realizado un par de esfuerzos particulares en el área de Estaquilla y Maullín que confirman la presencia de la especie en una franja de no más de 2km desde la costa, en grupos que nos hacen suponer algún comportamiento reproductivo.

A partir de los registros e intentos de Eduardo Quintanilla, Pio Marshall, Fernando Díaz y Ricardo Matus, es que nos lanzamos a la misión de prospectar el área la última semana de junio. Desde Santiago viene un equipo confirmado por nuestro presidente ROC, y nosotros como socios de la República independiente de los Pantanos no nos podemos quedar atrás”. 

Esta era una invitación a la aventura, a jugar a ser un poco exploradores en este siglo XXI. El punto de encuentro ocurrió en torno al área geográfica que cubre desde Llico bajo hasta Carelmapu en Maullín, a observar desde la playa con telescopios terrestre en modo relevos todas las horas de luz posibles. “Hasta el momento no les puedo asegurar ver la especie, ya que parte de la expedición es confirmar dónde está y hacía dónde se mueve. Solo nos reuniremos con la esperanza de obtener información que nos permita definir dónde se reproducen estás aves”.

Finalmente inició la aventura el día 25 de julio. Un par de sospechas nos entregaron las observaciones de las primeras horas de la mañana, pero nada concreto. A las 11 coordinamos una salida cercana a la costa con la ayuda de Christian Saravia Jorquera donde prontamente tuvimos éxito. 3 individuos, un par de fotos y la verificación que estábamos buscando en el lugar correcto. Prontamente hicimos llegar las noticias a todo el equipo, que recibieron con entusiasmo la confirmación. La jornada de la tarde nos reunimos en las plataformas del Glamping Estaquilla y otro equipo se dirigió a Maullín, donde un grupo de chungungos entretuvo su jornada, más no hubieron más registros de la esquiva fardela chica.

El día 26 la helada ya se hacía sentir. Grupos de observadores en Carelmapu, Quenuir, Estaquilla Hua-Huar y Llico Bajo iniciamos tempranamente la jornada, estimando incluso a cuántos minutos estaba un punto de observación de otro, a cuantos minutos fardela estamos, fue una broma recurrente. Un par de registros desde la costa, desde el área de Estaquilla al norte nos indicó que al parecer los mejores sitios eran los más proyectados hacia el mar. El grupo norte se reunió a almorzar en las dunas de Hua-Huar, entre Mineros y Chorlos, además de aprovechar de compartir experiencias y posibles otros proyectos.

En una especie de posta, parte importante del equipo los Lagos volvieron a sus casas al finalizar el día, ya que el viento y la lluvia eran inminentes para la jornada del 27 de Junio. La delegación de Santiago llegó con los últimos rayos de luz a Llico Bajo, para preparar la ventana de la mañana y confirmar la presencia de la fardela chica. Decidimos por Estaquilla, ya que estratégicamente era el punto con mejor observación de toda la costa prospectada.  

La helada también nos acompañó la jornada del 27 de Junio, en que otros socios de la región  se nos unieron a la misión. Logramos contar la no despreciable suma de 151 fardelas chicas, con rumbo sur a norte en poco más de 2 horas. La emoción del grupo era evidente, ¡por fin después de tantos años teníamos el inicio de nuestra historia con la fardela chica! Nuevamente un flujo sur-norte esclarecía un poco más acerca de su ecología, algunas de ellas posándose a comer y otras aprovechando las rachas de vientos que no cesaban. Con cada fardela observada nuestra alegría era notoria, para muchos una nueva especie y para otros cada comportamiento un nuevo aprendizaje. 

Al finalizar la mañana de ese día un equipo formado por la Región Metropolitana y Los Lagos se movió a Chiloé en búsqueda de más repuestas. Prospectando varios sectores  que favorecieran a la observación de este flujo ya conocido. Un clima severo se sabía que venía pero las ganas de saber más acerca de la especie eran más grande. Fueron al menos tres días en la Isla en dónde nos centramos en el borde costero de Ancud, situado al Pacífico. Observamos muchas aves oceánicas pero muy bajos números de puffinus elegans, algunas en dirección sur-norte como también norte-sur. 

Desde Ancud también se confirmó la presencia de la especie. El día 29, el SAG llamó al equipo para contar la caída de una fardela chica a pasos de la comisaría de Carelmapu. El individuo se veía vigoroso y no presentaba signos de heridas, tal vez se encandiló con las luminarias, como muchas especies de aves marinas en el norte. Finalmente retornaron el día 30 de Junio, con más preguntas que respuestas, pero con la certeza de estar un paso más cerca del misterio de la fardela chica.

A partir de nuestra expedición al continente y la isla nacen muchas ideas, también varias motivaciones que giran en torno al conocimiento de nuestras aves. Así como también muchas respuestas que con el tiempo y esfuerzo se irán resolviendo.

¡Ahora solo queda mantener la misma constancia para encontrar las colonias!