La ventaja de observar aves, radica en que estos fantásticos animales se encuentran todo el año y sus actividades se desarrollan a distintas horas del día y la noche. Esto permite -en lo educativo- buscar nuevos espacios para reunirnos y disfrutar de la naturaleza, por ejemplo al atardecer. En dicho contexto, durante los primeros días de julio nos reunimos dos socios de la ROC en Illapel, específicamente en la plaza de la ciudad, desde donde emprendimos rumbo a los ambientes riparianos adyacentes a la antigua línea férrea de la ciudad.
Una primera parada en una plazoleta permitió reconocer las vocalizaciones de contacto del cometocino de Gay, probablemente de la subespecie Phrygilus gayi gayi la cual desciende a tierras bajas del valle durante el invierno. Al respecto, la conversación se centró en un artículo publicado en nuestra revista La Chiricoca sobre el misterio de los Cometocinos en Chile.
El viento frío del oeste nos avisó que era hora de seguir el recorrido, el cual continuó por los rieles del abandonado ferrocarril. Allí entre el follaje de varios árboles de Pimiento y Álamo, distintos ejemplares de tenca, chincol, cachudito y chercán, realizaban sus trinos y voces de contacto. Repentinamente, fuimos sorprendidos por el vuelo rasante de un peuco el cual pasó sobre nuestras cabezas, dejando una estampida de aves a su alrededor. Quedamos en silencio unos segundos disfrutando ese momento con este sigiloso rapaz.
Una vez superada la impresión, la observación del diucón y el picaflor chico nos motivó a discutir la importancia de registrar los datos en eBird, buscando con ello conocer de mejor manera las rutas y fechas migratorias de las aves de Chile. Con el horizonte de un bello color rosado, las sorpresas siguieron ocurriendo. Una pareja de Cernícalo estridentemente se hizo notar con sus gritos característicos desde las torres de iluminación del estadio municipal y tres peucos rodearon y se posaron en unos altos árboles de Eucaliptus, lo que nos hizo pensar en su uso como dormideros.
Mientras observamos la exhibición aérea, nos pareció escuchar un Picaflor del norte siendo perseguido por un Picaflor chico, pero no pudimos confirmar dicha conducta. Acercándonos a los ambientes más húmedos la voz del Churrín del norte se hizo presente, siendo la primera vez en escucharlo para uno de nosotros. A esa hora, ya el frío del semidesierto se hacía sentir implacablemente.
Finalmente, cuando pensábamos cerrar la lista en eBird, el canto trinado nocturno del Chincol nos sorprendió, dado lo distintivo de las notas finales de esta misteriosa voz que emite este pajarillo al anochecer. Todo lo anterior lo registramos en dos listas con un total de 15 especies observadas:
https://ebird.org/chile/checklist/S144098030
https://ebird.org/chile/checklist/S144098027
Como corolario, nos quedó una grata experiencia de camaradería que buscaremos repetir durante nuevas salidas al estilo de la ROC.
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