Volviendo a volar desde un Atacama que florece

Fotografía: Diego Piñones

La pandemia no permitió por casi dos años desarrollar una de nuestras acciones más fundamentales como institución; las Salidas ROC. Pero esta larga espera para reencontrarnos por fin llegó a su fin tras una propuesta desde las tierras áridas de Copiapó. Una aventura desértica buscando al Minero chico (Geositta marítima), fue la mejor invitación para que camaradas y amigos de la ROC volvieran a volar juntos.

Un desierto florido dando sus primeros latidos fue el mejor escenario para que un grupo de ROCkeros y ROCkeras se animaran el pasado 25 de septiembre, ni más ni menos a buscar al esquivo y enigmático minero chico, especie de la cual desconocemos gran parte de su historia natural.

En la periferia de la urbanidad de Copiapó, una pequeña población de este especialista del desierto más árido del mundo, había sido observada semanas por el equipo ROC Atacama, cuando se realizaba una salida pajarera para documentar aves en ambientes de quebrada. Considerando las ganas de mostrar esto a más personas, se organizó una expedición abierta y accesible para grandes y chicos a los ambientes dunarios que rodean una de las tantas quebradas que flanquea esta ciudad nortina.

Si bien la lista de observación fue exigua en especies (https://ebird.org/checklist/S95229405), se cumplió al ver parejas de minero chico, lo que permitió a un grupo de copiapinos remirar su desierto tal como reflejan los siguientes testimonios que nos compartieron tras la salida.

Como familia Correa Hidalgo, quedamos fascinados con la salida a terreno, pudimos aprender muchísimo de todo el equipo, agradecemos mucho estas instancias para conocer y difundir nuestras aves, como región muchas veces estamos olvidados y es nuestra labor dar valor, cuidar y dar a conocer nuestra Flora y Fauna. Muchas gracias por todo, esperamos pronto volver a vernos”.

Seguidamente, y en la misma línea de reflexión frente a relevar las maravillas de un desierto muchas veces juzgado como de “pura tierra”, Valentina Cepeda, señaló: “Creo que la actividad fue muy enriquecedora y no tan sólo para el recuperamiento social y cultural de territorios regionales, sino que además y sorprendentemente para mí, en muchos sentidos olvidados por la rutina y la vida en ciudad. Es una especie de terapia, o así la sentí.  Al ser mi primer acercamiento en la observación de aves, tenía un poco de nervios, pero el ambiente familiar y de enseñanza horizontal me motiva a querer seguir participando. Lograr ver al minero Chico, aunque sea pocas veces, fue lo que más me emocionó, sobre todo por sus colores mimetizados con las dunas. Estoy feliz con esta nueva experiencia”.

Para la ROC, los conceptos expresados por nuestros amigos y amigas son el mejor aliento para seguir fomentando espacios de aprendizaje comunitario. El poner a las aves y sus ambientes son la primera línea de defensa frente a ideas y acciones que ponen en desmedro el patrimonio natural de Chile. Al respecto Mario Pinto, otro de los asistentes quiso compartir con la comunidad pajarera la siguiente reflexión:

Antes que nada, agradecer a ustedes la buena onda y la organización de la salida. Fue una instancia provechosa y necesaria para retomar la vida con la naturaleza en la medida de nuestras posibilidades, con una pandemia a cuestas. Sobre mi impresión del día sábado, señalarles que fue una oportunidad bastante enriquecedora para aprender un poco más de un personaje muy escurridizo, que afortunadamente lo pudimos divisar, cosa que por lo que comentaban cuesta bastante hacer, por el medio en el cual se desenvuelve. Asimismo, el apreciar parte del desierto florido, con su incipiente verdor en algunos tramos, y la vida que alberga, hace que cada vez en lo personal, me pueda maravillar y encantar de estos parajes, derribando asimismo los mitos que tengo al provenir de la zona central del país, es decir, que la sequedad de las arenas no tiene vida aparentemente, cosa que es absolutamente falsa mediante instancias como las vividas el día sábado. Volví muy feliz a mi domicilio, con la esperanza de poder volver a efectuar una nueva salida a algún lugar de nuestra región de Atacama. En estos tiempos en que la naturaleza se debilita por la acción del hombre, es un acto de responsabilidad promover su cuidado; sin dudas, esta organización es una buena instancia para ello”.

La ROC tiene en la actualidad un alcance nacional, lo que nos desafía a poder conectar con los amantes de la naturaleza en diversos y alejados territorios. Nos permitimos poder ser una de las tantas alternativas para el necesario resignificar de los paisajes que nos son cotidianos y que siempre tienen en las aves, las mejores llaves para maravillarnos. Al respecto Diego Piñones, quien fue también el fotógrafo oficial del grupo, nos deja sus apreciaciones de una jornada memorable.

“Llevaba tiempo de conocer y seguir las redes de la ROC, esta fue mi primera salida a terreno con ellos y fue sin dudas el mejor panorama en mucho tiempo. Conocer la gran diversidad de flora y fauna a metros de la ciudad acompañados de un lindo grupo humano, profesionales y aficionados encantados de compartir conocimiento, hizo que la larga caminata pasara desapercibida. Fuimos en búsqueda del minero Chico y lo encontramos a minutos de iniciar el recorrido, pudimos devolvernos a mitad de la jornada, pero la motivación de todos y todas creció y continuamos. Encontramos un rastro; eran huellas de ave y eso aumentó aún más las ganas de buscarlo y verlo otra vez. Al paso encontramos también diferentes especies de lagartijas, algunos insectos, mucha flora propia de nuestro desierto y al final del recorrido ya preparados para volver, uno de los integrantes del grupo observó otra especie de ave y pudieron confirmarnos que era una dormilona. Nos adentramos un poco más en la quebrada y aún sin poder encontrarla el grupo no se decepcionó, porque ahora sabemos que aquí, a unos metros de nuestras casas, tenemos una enorme riqueza natural que podemos estudiar y cuidar. Agradezco al equipo de la ROC todo el conocimiento que compartieron con nosotros, espero volver a la bandada y seguir aprendiendo de cada uno y una”.

Finalmente, esta salida tuvo la fundamental cobertura de la Revista Tierra Culta. Un medio de comunicación atacameño que hace del patrimonio biocultural su principal preocupación. Las próximas salidas en Copiapó y alrededores, contarán con su mirada fotográfica y relato. Al respecto te dejamos la crónica asociada a esta salida y así seguir expandiendo esta experiencia: https://www.revistatierraculta.cl/?p=17927

La ROC volverá a trinar convocando a reunirnos nuevamente en algún rincón de nuestro país. Te invitamos a estar atento y a sumarte a nuestra parvada. Nadie sobra, todos y todas sumamos en este renacer del aprender juntos.