Para este año, la salida anual en búsqueda del Chorlo de Campo, o Pachurrón, tenía una significancia especial. Llegaba de la mano de este nuevo grupo de entusiastas observadores(as), el tiempo de realizar balances y reflexiones sobre lo aprendido tras ya varios años viajando a la costa de la Provincia de Choapa.
Por ello planificamos la salida con diferentes objetivos, pero siempre teniendo en mente el relevar el Sitio Ramsar Las Salinas de Huentelauquén, como un espacio de encuentro entre las personas y las aves. Para ello, recorreríamos diferentes ecosistemas tratando de abordar la desembocadura del río Choapa, una meta ambiciosa considerando la envergadura de este humedal.
Carla Venegas, en su primera aventura de largo aliento con la ROC, nos entrega una apreciación de esta experiencia:
“Como buenas pajareras diurnas nos reunimos temprano para ir en la búsqueda del chorlo de campo. Este sería mi primer viaje con un grupo ameno y dispuesto a compartir su sabiduría sobre las aves conmigo, una neófita del tema.
Iniciamos el recorrido en Huentelauquén donde los entusiasmados pajareros nos acompañaron a ver cómo aleteaban jilgueros, tordos, chincoles entre paltos y papayos. ¡Fue un espectáculo! Continuamos la caminata por unas quebradas del sector, esta vez la flora se llevaría el protagonismo con llanos empapados de impetuosos cactus. Hasta que llegamos a nuestro propósito, la búsqueda del pachurrón en el Sitio Ramsar Las Salinas de Huentelauquén. Las avecitas se dejaron ver, siempre con timidez. Nos permitieron fotografiarlas y mirarlas a lo lejos. Con pasitos rápidos se mimetizaban entre los colores tierra, pero siempre generosas en mostrarse, ¡lo logramos! Habíamos conseguido nuestro propósito.
La noche llegaba y mientras algunos compañeros fueron a fotografiar los astros, otros se encantaron mirando sapos y los afortunados veríamos un chunchito que, nos dijeron, suele rondar la comisaría de Canela. Había que descansar para lo que vendría.
Inició nuestro segundo día con una amigable caminata por las dunas de la ribera del río Choapa, el trayecto fue extenso y valió la pena. Nunca me había detenido a observar cuántas bellas aves podían estar ahí, adornando el paisaje y mostrándose en su naturalidad; no conocía el empoderado vari y me encanté con la dulzura del picaflor libando. Vimos taguas, perritos, bandadas de golondrinas, jergones, garzas, bandurrias y tantas otras fastuosas aves de colores, vuelos y miradas irrepetibles. Somos afortunados.
En resumen, mi primer acercamiento a la ornitología me permitió conocer más de noventa especies ¡un récord! También pude apreciar lugares hermosos del norte de Chile, gente experta y preocupada en conservación de áreas naturales y en la divulgación de las aves de Chile, de quienes quiero seguir aprendiendo. Por último, quede con muchas ganas de zambullirme en el pajareo de nuestro país”.
Carla lo ha sintetizado muy bien. La expedición a la Comuna de Canela, nos entregó pese a la carencia de lluvias, hermosas bandadas del Chorlo de Campo, un ave históricamente perseguida y que en la actualidad enfrenta nuevas amenazas que alteran sus áreas de invernada, debido entre otras razones, a la ausencia de una planificación territorial que contemple su supervivencia y convivencia con el ser humano.
Gracias a la dedicación y entusiasmo de los observadores de aves, se logró además la lista para eBird Chile más diversa documentada hasta la fecha dentro de una misma localidad (en este caso para la desembocadura del río Choapa). Por lo demás, una nueva especie de ave acuática fue documentada para el Sitio Ramsar, ampliando la riqueza de especies de esta área protegida. Más detalles de los distintos puntos de registro, los puedes ver desde eBird.
https://ebird.org/view/checklist/S47930962
https://ebird.org/view/checklist/S47928323
https://ebird.org/view/checklist/S47929998
https://ebird.org/view/checklist/S47949530
Conocimos la hospitalidad de los habitantes canelinos y nuevas preguntas y desafíos interpelan a nuestra organización, en base a cómo lograr un adecuado y provechoso vínculo entre los observadores de aves y las comunidades locales, en favor de la conservación de las aves de Chile y el patrimonio humano asociado. El futuro del Chorlo de Campo, probablemente se vea impactado por el tipo de respuestas y acciones que generemos y las alianzas que se construyan en las serranías y costa canelina.
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