La Becacina pintada (Nycticryphes semicollaris) es un ave exclusiva de Sudamérica, y está presente en Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil. Sin embargo, a pesar de su relativamente amplia distribución, es una especie escasamente conocida. En Chile la literatura describe históricamente su distribución entre las regiones de Coquimbo y Los Ríos, en donde utiliza terrenos planos anegados o húmedos y humedales con presencia de juncos y totoras. A pesar de ello, todo indica que la especie ha disminuido su rango de distribución debido a la desaparición de los humedales que habita, provocando que actualmente sólo sea posible registrarla en escasos y puntuales lugares del país. Este hecho, junto a sus hábitos crepusculares y nocturnos la convierte en un ave muy difícil de observar.
En la última década, la becacina pintada ha sido registrada entre las regiones de Valparaíso y Los Ríos, no obstante, la mayor frecuencia de registros se concentra en contados humedales ubicados al norte de la ciudad de Santiago, principalmente en la zona de Lampa-Quilicura. Lamentablemente el estado de conservación de estos sitios se ha deteriorado sistemáticamente por factores como la extracción de agua no regulada, relleno, cambio de uso de suelo, ganadería extensiva, entre otros, destruyéndose así los sitios más importantes para la Becacina pintada, especie categorizada En Peligro por el Ministerio del Medio Ambiente.
La crítica situación, tanto de la especie como de los ambientes en los que se desenvuelve, sumado a la poca información disponible sobre la Becacina pintada, ha motivado diversos esfuerzos para mejorar el conocimiento y el estado de conservación de esta interesante ave. En ese contexto, The Nature Conservancy impulsa un conjunto de iniciativas orientadas a la conservación de los humedales de la zona norte de Santiago y con su apoyo la ROC realizó un programa de monitoreo centrado en conocer la presencia y uso de hábitat de la especie e identificar las amenazas a las que se enfrenta esta becacina en los humedales de Puente Negro y Santa Inés, sitios en los que se concentra la mayor cantidad de registros.
Así, entre julio de 2019 y marzo de 2020 se realizaron 17 campañas de prospección de la especie en todos los sectores de los mencionados humedales que presentaran las condiciones adecuadas para la presencia de la becacina pintada. Además, se instalaron cámaras trampas en sitios estratégicos para aumentar la posibilidad de registrar a la especie. Desafortunadamente, los números son nada alentadores, ya que durante los monitoreos en terreno, solo se pudo confirmar el registro de un individuo en Santa Inés.
A través de las cámaras trampa no se lograron registrar ejemplares de becacina pintada. Por otro lado, las cámaras dieron cuenta de la presencia de otras especies que utilizan ambientes similares, como el Pidén (Pardirallus sanguinolentus) y el Queltehue (Vanellus chilensis), pero también de una gran cantidad de perros, animales de ganado y el constante movimiento de personas en los sectores.
En paralelo, y pese a una constante revisión de todos los sitios web de observación de aves, incluyendo redes sociales y la plataforma eBird, sólo se pudo documentar tres registros más para la temporada 2019-2020. Se observó un individuo al inicio de la temporada en el sector de Puente Negro, Región Metropolitana. Mientras que los otros dos registros corresponden a un individuo en Laguna Petrel, Región de O’Higgins, y otro en la Reserva Nacional Laguna Torca, Región del Maule (ambos hallazgos en sitios en los que no existían registros confirmados anteriormente).
Pese al bajo número de individuos registrados, los monitoreos permitieron identificar las causas y factores de la baja abundancia de la especie en los sitios prospectados, entre los que se encuentran una constante disminución del hábitat debido al cambio de uso de suelo y relleno de superficies inundables, baja disponibilidad de agua por escasez de precipitaciones y mal manejo de canales de regadío, constante presencia de especies domésticas e invasoras como vacas, caballos y perros e incendios intencionales en los sectores de totora.
En ese sentido, resalta la urgencia de dar prioridad a la protección y el manejo de los sitios donde habita la especie, con especial énfasis en la gestión del agua. La información generada en estas campañas de monitoreo buscan ser un aporte en la toma de decisiones en torno a la conservación de la becacina pintada en Chile y que oriente las medidas para la protección de sus sitios más importantes en el país.
Agradecemos a The Nature Conservacy por confiarnos esta importante tarea.
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