Tras su exitoso paso por Chile, la octava edición de la Feria de Aves de Sudamerica se realizará entre el 1 y el 5 de noviembre, con una nutrida agenda de actividades que promete cautivar no solo a los fanáticos sino también a los niños de las localidades cercanas.
Dicen que es el país de las aves por excelencia. No sólo cuenta con más de 1.800 especies de aves y una muy variada biodiversidad, sino que además es un país que ha apostado desde hace años por posicionarse como destino turístico privilegiado para la observación de aves. Cuenta con infraestructura especializada para este tipo de actividades y guías calificados, además de un menor costo de vida que otros países de la región, lo que facilita este tipo de turismo.
Con todas estas cualidades era muy difícil resistirse a la idea de realizar allí la octava versión de la Feria de Aves de Sudamerica. Pero lo que terminó por convencer al comité evaluador de la postulación colombiana fue el respaldo del gobierno de ese país.
“Esto generó, por ejemplo, que la feria fuera por primera vez sin costo de inscripción”, cuenta Raffaele di Biase, miembro del comité internacional de la feria y que el año pasado estuvo a cargo de su organización en Chile.
Pero eso no es todo. La feria contará con cerca de 30 expositores internacionales, entre ellos el cofundador de la famosa feria internacional de aves de Reino Unido, Tim Appleton; el especialista en aves neotropicales del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, Tom Schulenberg; y representantes de la National Audubon Society como Chad Wilsey y Matt Jeffery.
Además, habrá talleres especializados de fotografía de naturaleza, retrato de aves, construcción de reservas naturales y uno especial para observadores de aves a cargo de Horacio Matarasso, uno de los principales impulsores de esta Feria.
“La idea es traer lo que cada uno sepa y sumarlo, para ahondar en los temas que generan la clasificación de las especies: qué partes de la anatomía se utilizan para eso, hablar de la siringe y los sonidos, el ADN, etc. Haremos un repaso de clasificación, de cómo se organizan los grupos, volveremos a los nombres científicos, repasaremos el tema de su pronunciación en latín como parte del camino para ser experto. También vamos a abordar qué hacer cuando algunos nombres científicos cambian. Y como yapa, haremos unos juegos de aproximación a las aves”, adelanta Matarasso.
El evento también contará con una muestra comercial de ecoturismo que tendrá equipos tecnológicos, publicaciones, souvenires, artesanías y tours de birdwatching, entre otros. Junto con lo anterior, habrá una exhibición de posters científicos relacionados con la conservación de hábitats y biodiversidad.
El simposio de Educación es otro de los atractivos, el cual se consolida este año como una actividad relevante dentro de su programa. En él se expondrán 15 trabajos y experiencias de éxito provenientes de seis países.
La gran novedad, eso sí, es el énfasis en los niños. Para la versión chilena, en Puerto Varas, debutó una agenda específica para ellos, con actividades gratuitas de educación ambiental en colegios o localidades rurales. Ese sello se mantiene en Colombia y con la voluntad ya declarada de seguir creciendo cada año.
Para los niños las actividades comenzarán el día previo a la inauguración oficial de la feria, en donde se realizarán actividades de observación en el Jardín Botánico de Caldas y el 1 de noviembre están invitados de forma especial distintas comunidades locales.
“Actualmente la feria reúne unos mil participantes acreditados. Y este año ya hay más de 100 stands comerciales y de instituciones”, afirma Horacio Matarasso. Y con un programa cada vez más ambicioso, esperan superar el récord de visitas que tuvo la feria en Puerto Varas en 2017, la cual convocó cerca de tres mil visitantes durante los 3 días que estuvo abierta al público.
Un poco de historia
Todo comenzó cuando, en 2008, a los organizadores de la tradicional Reunión Argentina de Ornitología se les ocurrió sumar en su convocatoria, por primera vez en su historia, a los observadores de aves.
Hasta ese entonces, dicha reunión había sido principalmente académica, movida por las universidades y por la Asociación Ornitológica del Plata.
“Ahí nos dimos cuenta de que eran dos perfiles muy distintos, el de los ornitólogos como científicos orientados al trabajo académico universitario y el de los pajareros más apuntado a la actividad como hobby”, cuenta Matarasso. “Y viendo cómo diversas ferias de aves ganaban terreno en Europa, Norteamérica, Australia, nos dimos cuenta de que no había en nuestro continente ningún encuentro específico para pajareros”, agrega.
Y dos años más tarde, en la localidad de San Martín de los Andes, al noreste de la Patagonia Argentina, se materializó por fin la idea de tener la primera Feria de Aves de Sudamérica, un encuentro sin fines de lucro dedicado específicamente al intercambio y crecimiento de los observadores de aves.
“Los primeros encuentros siguieron el modelo británico de hacerlo siempre en un mismo sitio natural”, recuerda Matarasso. “La misma British Birdfair sigue ese modelo desde hace 30 años, realizándose siempre en la reserva de Rutland Water y convocando cada año más de 20 mil personas”.
Considerando la larga tradición de observadores de aves de Argentina -que hoy por hoy cuenta con más de 40 mil pajareros activos- no parecía descabellada la idea de realizarla en ese país, pero al principio montarla fue un trabajo arduo, a pulso, movido por la sola pasión de los amantes de las aves.
En 2015 se resolvió que la feria fuera itinerante y que rotara de país en país. “Vimos que su estilo no era igual al de la británica, que había sido el modelo inicial”, comenta Matarasso. “En la Feria de Aves de Sudamérica, además de los stands, hubo mucha demanda de talleres y cursos de formación, de simposios para discutir temas comunes que tenemos los sudamericanos más allá de las fronteras y aprovechar a pajarear en sitios destacados de cada lugar”, agrega.
Pero el punto de quiebre, sin duda, fue su versión en Chile. “Hubo un antes y un después de la feria de Puerto Varas”, asegura Raffaele di Biase. “Siempre había sido una feria un poco más pequeña, más contenida, un poco más artesanal si se quiere. Y en Chile, sin quererlo, se transformó en un evento más profesional, más producido, con otro estándar. Ese estándar yo estoy seguro que va a seguir en Colombia y va a ser una feria de muy alto nivel, fiel a su estilo, combinando aves, turismo, ciencia y educación”, adelanta di Biase.
Siendo Sudamérica uno de los continentes con mayor diversidad de aves, todo apunta a que esta feria no se detiene. “La feria se pegó un salto y va a seguir aumentando su convocatoria, su participación, le va a abrir el apetito a empresas y académicos de otros lugares del mundo”, agrega di Biase.
La ROC, en tanto, ya prepara las maletas para la versión de 2019, que se realizará en Punta del Este, Uruguay. Ahí espera mostrar, de forma oficial para Latinoamérica y el mundo, el primer Atlas de las Aves Nidificantes de Chile, un esfuerzo inédito que combina en Chile por primera vez lo mejor del mundo académico con la pasión de los pajareros.
Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC) - Desarrollado por Nexweb