En esta salida de otoño visitamos la precordillera de Santiago, que nos ofrece la posibilidad de observar numerosas aves en los límites de la ciudad.
Francesca Cassinelli, quien sale por primera vez con la ROC, nos cuenta así su experiencia en esta salida:
“En una pequeña curva de un sendero del Parque Aguas de Ramón un grupo de personas está inmóvil mirando hacia los cerros.
Son siete. Llevan zapatillas y bastones de trekking, mochilas y sombreros de ala ancha. A primera vista no se distinguen del resto de los visitantes que -a alrededor de 500 metros de la entrada y luego de una subida muy inclinada- pasan resoplando por su lado.
Una segunda mirada revela que un par de ellos carga lentes fotográficos de teleobjetivo -para tomar fotos a distancia- y que uno está hablando mientras el resto escucha atentamente sus palabras.
– ¿Ustedes son de ROC, de la Red de Observadores?
– ¡Sí!
El grupo se abre para mirarme y les cuento que atrás mío, en la parte inicial del recorrido, hay dos personas más que se quieren unir a la actividad de hoy.
Luego de reunirnos, emprendemos camino hacia Los Peumos, un pequeño bosque al interior del parque.
Nos acompañan muchos sonidos: voces, pisadas y el viento que mueve las hojas arriba, en las copas de los árboles, y abajo, en los arbustos amarillentos que crecen a ras de suelo. Hay algunos ruidos que hacen que el grupo se detenga: el cantar de las aves.
– Escucho una tenca/un yal/una diuca- Se sucederán las hipótesis y las miradas para encontrar al responsable de los silbidos de turno entre los árboles.
Vimos muchos pájaros, aunque las estrellas del paseo fueron dos águilas adultas que se pasearon en la cima de los cerros. Volando en círculos, aprovechando las térmicas del viento, nos hicieron voltear la cabeza y sacar las cámaras fotográficas.
Otra protagonista se dio el lujo de aparecer solamente para algunos: justo antes de una curva un águila juvenil -así la describió César, un profesor de biología que participa de ROC- se nos acercó planeando a escasos metros. Todos los ojos se fijaron en ella antes de que emprendiera vuelo nuevamente hacia lo alto.
Pero no solamente hablamos de aves, de vuelos, de ruidos y de formas de extender las alas -mi primer aprendizaje es que las del águila forman un triángulo cuando está en vuelo- sino que también de plantas, de bromas y de otras salidas que ha hecho el grupo. El camino de vuelta se hizo entre conversación y relajo. Los que observaban -ahora- eran los pájaros”.
¡Los esperamos en una próxima salida ROC!
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